Una muñeca misteriosa poseída por el espíritu de una niña ha capturado la curiosidad de las personas por todo Japón por décadas. La legendaria muñeca Okiku, llamada así por la niña que hace mucho tiempo solía jugar con ella, es una muñeca de porcelana vestida de kimono y de 40 centímetros y ojos negros... y cabello que crece.
La muñeca Okiku ha residido en el templo Mannenji en el pueblo de Iwamizawa (de la prefectura Hokkaido) desde 1938. Según los cuidadores del templo, al principio la tradicional muñeca tenía el cabello corto, pero con el tiempo ha crecido hasta 25 centímetros hasta sus rodillas. Aunque el cabello es cortado periódicamente, dicen que sigue creciendo.
Según cuenta la historia, la muñeca fue comprada originalmente en 1918 por un chico de 17 años llamado Eikichi Suzuki mientras visitaba Sapporo por una exhibición marina. Compró la muñeca en Tanuki-koji (La más famosa calle de compras de Sapporo) como un recuerdo para su hermanita de 2 años, Okiku. La niñita adoraba su muñeca y jugaba con ella todos los días, pero al siguiente año, la niña murió repentinamente por un resfriado. La familia puso la muñeca en el altar casero y le rezaba diariamente en memoria de Okiku.
Un tiempo después, notaron que el cabello comenzó a crecer. Este hecho fue aceptado como una señal de que el espíritu sin descanso de la niña había tomado refugio en la muñeca.
En 1938, la familia Szuki se mudó a Sakhalin, y pusieron a la muñeca al cuidado en el templo Mannenji, donde se ha mantenido desde entonces.
Nadie ha podido explicar detalladamente por qué los cabellos de la muñeca siguen creciendo. De todas formas, un examen científico de la muñeca supuestamente concluyó que los cabellos eran en verdad de una niña.
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